El poder de escuchar a una mujer

Preguntándome yo como el que no quiere la cosa, en verdad el hombre escucha a la mujer?, lo digo porque las mujeres ese ser divino, sublime, hermoso, divino, Ok ya dije divino, sin ellas no podemos vivir, ellas nos dan la vida y nos hacen la vida mas sabrosa, aunque otras te amarguen la existencia, pero ya ese es otro tema; yo siempre he dicho que todo lo que hace un hombre es por la mujer y piensen un poco esto, usted hombre, macho, masculino, si usted trabaja es pa las mujeres, si vas al gym, es pa las mujeres, si te compras una ropita y te cuidas es pa las mujeres, si ahorras es pa las mujeres, si te bebes unos tragos piensas en buscar mujeres, la fiesta no ta buena si no hay mujeres; en fin ese es el motor y la gasolina al mismo tiempo que nos mueve; ahora bien usted se ha puesto de verdad y sea sincero conmigo a escuchar a una mujer?

La mujer tiene la capacidad de hablar de todos los temas al mismo tiempo y sin darte break de comerciales; su cerebro abarca todas las ramas del saber y te dan este concierto de palabras que muchas veces duran mas que el discurso de la toma de presidencia, que es eterno; lo fuerte del caso es que eso es directamente proporcional con la capacidad de los hombres de mantener la atencion de la conversación,  desconcentrarse y perderse; si lo fuéramos a expresar en una formula matemática seria: MH + DUH = HPT; como dice el matemático personaje de Cuquin, esta formula parece dificil pero no es así y dice Mujer Hablando mas De Una Hora es igual a Hombre Perdido Totalmente.

Es por eso que dicen que si quieres tener suerte con una mujer y que se enamore de ti, escuchala, se se ve tan hermoso esa frase, pero ahora vayamos a la realidad y es esta, para empezar el hombre debe estar mas atento a lo que dice una mujer en una conversación,  que manejar un vehículo a 480km/hr, en una carretera mojada, resbaladiza, llena de obstáculos y curvas fuertes y no es una conversación
señores, es un monologo lo que ella establece, donde solo estas pendiente al momento en que por fin terminara y temes interrumpirla, porque puede amenazarte con repetir desde atrás todo el monologo; en eso, el hombre, mira el reloj quinientas veces, mira pa arriba, bosteza, mueve el cuello pa to' lo laos, todo claro volviendo a verla de nuevo y siempre con cara de interés  y cuando por fin la mujer termino, ella te pregunta "Dime que opinas de eso?"; lo primero es que el cerebro ya no te da mas,
para orquestar una respuesta acorde a TODO lo que ella dijo, sin contar que varias veces perdiste el hilo de la conversación y tienes unas lagunas fuertes, al final dices "Oh mi amor, todo lo que tu dijiste ta' bien", rogándole a Dios que puedas salirte de abajo de esa patana y créanme que muchas veces no se puede salir con vida de ahí.

La edad en la relación va determinando el nivel de interés que muestres por escuchar a una mujer, cuando la conoces y estas en la fase de conseguirtela, podrías durar horas escuchándola, aunque tengas que echarte unas gotas en los oídos después para el dolor; esto se da mucho con esas conversaciones por teléfono intensas, esos maratones donde al hombre se le importa que amanezcan pegados del teléfono hablando.

 Ahora bien después que ya la jeba es tu novia, todavía estas con ese amor a flor de piel y si sigues escuchando, todos los cuentos, lo que le paso, los problemas de una amiga de ella cercana, los chismes del trabajo, entre otros temas de sumo interés; ya luego que va pasando el tiempo en el noviazgo, como que te jartas un poco de escuchar la misma retajila de vainas y aquí se identifica un problema en la mujer y es que ella muchas veces ella no trae elementos nuevos a la conversación, que capten la tan dificil atención del hombre, porque piensan que de por si, este esta esperando ansiosamente su monologo.

 Cuando se casan ya el hombre le pide un resumen preciso y conciso de lo que va a hablar la mujer, a ver si dura menos hablando, es como estos famosos resúmenes de dos paginas de un libro de 200 paginas que nos ponían en la universidad; en este punto la mujer se siente coartada en su libre derecho de hablar y empiezan los problemas, a esto hay que agregarle que ya las cosas no son tan color de rosa, sino que van por un rojo anuloso ya.

 Por ultimo llega un momento que la mujer solo habla de problemas, quejas, líos, entre otros y el hombre que llega con la cabeza caliente de pasar tanto trabajo en la calle, simplemente quisiera ponerse unos tapones en los oídos para no escucharla o irse a otro planeta y no tirarse este discurso de la mujer.

Hay momentos donde yo no recomiendo que una mujer trate de que el hombre la escuche como cuando el hombre viene calentón o borracho de la calle, de andar vagabundeando con los amigos y haberse bebido todo el romo del mundo, de tal manera, que haya que darle gracias a Dios que el hombre llego vivo a la casa y no se mato por el camino; señora ese no es el momento de usted arrancar a decirle cincuenta mil vainas, por lo general en tono de pelea, al hombre; oigame si usted no lo sabia, no hay forma de que el la escuche, ese hombre no han llamado al 911 para llevárselo en una ambulancia con suero y poniéndole oxigeno de casualidad y después de llamar a JUAN o vomitar todo lo comido en las ultimas 24 horas antes del jumo, lo único que quiere el hombre es cama.

Aprovechando la cama es lo mismo que cuando usted ve al hombre acotejandose para dormirse, que mañana hay trabajo, ese no es el momento de usted decir "Mi amor déjame contarte lo que paso", nooooo eso es error fatal, usted puede resetear la cabeza de ese hombre, ese tipo loco por aprovechar ese sueñaso y usted queriendo leer un manifiesto de la constitución de francia, ta' fuerte.

En fin y que quede claro, no es que nosotros los hombres no queramos escucharlas bellas mujeres, es la jodia formula matemática que le explique mas arriba, que no nos permiten poder darles toda nuestra atención, sin contar con la época especifica de la relación en la que podamos estar, que complica mas la vaina; pero deberíamos de llegar a un punto medio, donde nosotros atendamos mas y  ustedes hablen menos.

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